Según el DRAE, un visillo es una “cortina pequeña que se coloca en la parte inferior de los cristales para resguardarse del sol o impedir la vista desde fuera”. Por tanto, vivir entre visillos es aislarse en cierta medida del mundo, al tiempo que se es partícipe de él en segundo plano. Carmen Martín Gaite (1925-2020) eligió este título, Entre visillos, para su segunda novela, con la que ganó el Premio Nadal en 1957.
En 1954, la autora salmantina ya había obtenido el premio Café Gijón por El balneario. Esta segunda incursión en la narrativa consolidaba a la autora en una carrera que se prometía llena de éxito y galardones, como así fue. Su decena de novelas es solo la punta del iceberg, la mínima parte visible, de una obra tan prolífica como diversa; un valioso legado en forma de poemas, relatos, ensayos, collages, diarios o conferencias.
El legado de Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid 2000) incluye novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro, dejando una obra con tintes rebeldes y autorreflexivos.
En una entrevista (1981), Martín Gaite reconocía que la novela cuenta la vida de las mujeres casaderas en una ciudad pequeña. Mujeres que parecen haber sido criadas únicamente para ser y poder conseguir un buen partido.
La autora, nacida en Salamanca en 1925, se crio en esta capital de provincias donde la vida para muchas mujeres pasaba desapercibida. Todo giraba en torno a la idea del matrimonio. En los años 50 casarse no era solo casarse, también implicaba la independencia de la casa familiar para la mujer. La promesa de una nueva vida más acorde a sus intereses, aunque fuera solo en la teoría.
Eso es lo que la escritora narra en Entre visillos, esa vida oculta que tienen las mujeres, a la que pocos parecen prestar atención, pero que bulle en el interior como agua hirviendo, a punto de saltar fuera.
El relato une las voces de varios personajes en una narración coral, aunque hay dos (Pablo y Natalia) que destacan por encima del resto por ser notas disonantes del discurso que impera entre las páginas. Ambos sobresalen porque parecen ir en contra de los convencionalismos de la época. Concentran el foco de atención y hacen notar el tedio que recorre las calles de la ciudad para personas que, como ellos, miran más allá de sus muros y no se conforman con lo socialmente aceptado.
Como en el resto de su creación literaria, Carmen destaca por su claridad, sus diálogos bien construidos y naturales y, por encima de todo, por su sutileza a la hora de hablar de los deseos y desesperaciones más profundos del ser humano. Entre visillos es una novela para leer y releer y deleitarse a ritmo lento con la delicada prosa de la escritora.
Hay más personajes en la obra, algunos muy interesantes. Rosa, uno de los más significativos tras Pablo y Natalia, es el canal a través del cual Martín Gaite cuenta al lector lo que pasa con una mujer que se sale de los márgenes. Estos personajes secundarios enriquecen la obra de una forma colorida. Cada uno tiene una visión del mundo distinta, aunque en el fondo todos quieren lo mismo: ser comprendidos.
De esta manera se nos muestra el tedio, la asfixia que sufren algunos protagonistas de esta historia. Por momentos, el escrito de Martín Gaite recuerda a las obras de Jane Austen, en las que la trama gira en torno al amor y al matrimonio. La autora salmantina no es tan ingenua como la inglesa y hace ve al lector una realidad de aquellos años que hoy es testimonio de cómo era la vida en ese entonces.
Una voz actual
La sensibilidad de la autora de Entre visillos y fascina a una nueva generación, que llega hasta sus libros atraída por su condición de clásico moderno y termina, tal vez con sorpresa, descubriendo una voz totalmente actual. Desde su visión, inevitablemente conectada a las luchas feministas aún vigentes, con personajes de mujeres tan fuertes como fascinantes, a su capacidad de convertir la intimidad en el corazón palpitante de las historias, su mirada es plenamente contemporánea y la cercanía al lector hace que sus libros sigan pasando hoy de mano en mano, incesantemente recomendados o citados.
Uno de estos casos es el conocido ensayo Usos amorosos en la postguerra española (1987), que documenta cómo la represión, el control social y la falta de libertad marcaron el amor y el matrimonio de la época franquista. También Nubosidad variable (1992), una novela que aborda temas como la amistad, el poder curativo de la escritura, la reflexión sobre la vida y el paso del tiempo.
Carmen Martín Gaite es dueña de un estilo que se mueve con idéntica soltura en los diálogos, las invocaciones poéticas, la creación de personajes accesorios, los momentos de suspense o las asociaciones surrealistas.
Martín Gaite, 100 años
En 2025 se cumplen cien años del nacimiento de Carmen Martín Gaite en Salamanca, así como un cuarto de siglo desde su fallecimiento en Madrid. El universo de las letras se prepara para celebrar la efeméride de este centenario con reediciones de sus libros, también nuevos y especiales volúmenes que desembarcan ya en librerías, exposiciones o adaptaciones teatrales de algunos de sus textos más emblemáticos.
2025 recuerda y reivindica una voz que, lejos de apagarse con el paso del tiempo, parece hacerse cada año más relevante, atravesando la conversación literaria y conquistando nuevos lectores.
En su ciudad natal, se ha presentado una página web que conmemora a la autora salmantina, honra su memoria, y da a conocer en profundidad su legado, con motivo de esta efeméride. Impulsada por el Ayuntamiento de Salamanca y la Universidad de Salamanca, la web difunde todos los aspectos relacionados con su vida y con su obra, y recoge, además, todas las actividades organizadas con motivo de esta celebración.
CON TEXTOS E INFORMACIÓN DE Silvia Panadero (www.lasfuriasmagazine.com) y Alba Correa (www.vogue.es)
IMAGEN: Carmen Martín Gaite, en su mesa de trabajo. (FOTO: ABC)