Bibliobuses para no dejar a nadie atrás

Cada 28 de enero celebramos en España el Día del Bibliobús. Un año más, la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM), promotora del mismo, nos lo recuerda bajo el lema «Bibliobuses para no dejar a nadie atrás».

Con ese lema, ACLEBIM pretende centrar la atención sobre cómo la figura del bibliobús contribuye a mitigar brechas tan pronunciadas como la digital o la despoblación, con su actuación continuada durante más de setenta años, así como con el aumento de sus prestaciones, la aplicación de las últimas tecnologías, y su especialización de funciones.

«No dejar a nadie atrás» es «la promesa central y transformadora» de la Agenda 2030, que tanto defiende la sostenibilidad de los servicios y del desarrollo como su aplicación para la eliminación de barreras y desigualdades.

En este sentido, el lugar de residencia no puede ser motivo de discriminación, ni tampoco el volumen de habitantes, para la llegada de servicios públicos. Los bibliobuses son un claro ejemplo de una solución sostenible a este problema, como una respuesta eficaz en la universalización de los servicios bibliotecarios, al tiempo que fidelizan población, cohesionan las comunidades, empoderan su identidad, y garantizan la igualdad de derechos y oportunidades entre la ciudadanía.

La defensa de derechos fundamentales tales como el acceso a la cultura, es una práctica diaria de los servicios bibliotecarios móviles, única oportunidad para ello en muchos territorios de nuestro país, de una forma continuada, sistemática, perfectamente dotada y profesionalizada y, por tanto, de calidad.

Siguiendo el Compromiso de Urueña, los bibliobuses obedecen a la ausencia de servicios bibliotecarios fijos en los territorios donde actúan, generalmente en una tónica extendida de desmantelamiento progresivo de servicios públicos y privados, que dejan a la población en una situación de carencia y vulnerabilidad, en clara desigualdad con el resto del país. Sobre esta acumulación de desventajas trabajan los bibliobuses diariamente con un amplio abanico de recursos con los que pretenden mitigar la situación en lo posible. Así, aparte de las prestaciones básicas de cualquier biblioteca pública, se fomentan y sostienen clubes de lectura, actividades de formación, entretenimiento y promoción lectoescritora, servicios para mayores, apoyo a los centros educativos, protección y difusión del patrimonio inmaterial local, creación de conocimiento, actuaciones para personas privadas de libertad…, además de algo tan básico como un espacio y una oportunidad para reunir a parte de la comunidad ciudadana donde ni siquiera ya de eso dispone.

Las cifras de la «cultura sobre ruedas» en España

España cuenta con 84 bibliobuses, que atienden a 10.315.154 habitantes (datos 2022), es decir, la cuarta parte de los ciudadanos con servicio de biblioteca pública en España.

Igualmente, de los 5.153 municipios españoles con punto de servicio, 2.039 tienen al Bibliobús como su biblioteca pública.

La provincia española con mayor número de bibliobuses es Madrid con trece, seguida de Barcelona con doce, y de León con seis. Por regiones, la mayor concentración de bibliobuses se da en Castilla y León, con 30, es decir, el 40% del total de España, comunidad autónoma en la que el 54% de la población con servicios bibliotecarios los recibe desde los bibliobuses.

El 52% de los bibliobuses españoles están gestionados por las diputaciones provinciales, el 37% por los gobiernos regionales, el 10% por ayuntamientos y el 1% restante por una mancomunidad de municipios.

TEXTO: Consejo de Cooperación Bibliotecaria

IMAGEN: Bibliobús en la provincia de Salamanca (FOTO: La Gaceta Regional)

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