Era uma vez, há muitos anos … A história da literatura portuguesa para crianças

Como en la mayoría de las tradiciones literarias, los primeros textos portugueses destinados a la infancia solían tener motivos instructivos, moralizantes o religiosos. Algunos de los libros no tenían como destinataria exclusiva a la infancia, sino que eran válidos para toda la población. Los textos más leídos eran las fábulas, traducidas o adaptadas, que instruían sobre la vida y las relaciones sociales.

A partir de los años 70 del siglo XIX, se empiezan a ver tentativas de alejarse del didacticismo y buscar el placer y los intereses del lector. Surgen a partir de entonces los primeros clásicos de la literatura infantil lusa, como Contos para a infancia (1877), de Guerra Junqueiro, en cuyo prefacio el poeta escribía: Livros simples! Nada mais complexo.

E se as histórias para crianças passassem a ser de leitura obrigatória para os adultos? Seriam eles capazes de aprender realmente o que há tanto tempo têm andado a ensinar?

José Saramago

A finales de siglo, Adolfo Coelho recopiló literatura infantil tradicional en Os Contos Populares Portugueses (1879) y en Jogos e Rimas Infantis (1883). Contos para os Nossos Filhos (1882) fue escrito por el matrimonio formado por Maria Amália Vaz de Carvalho y Gonçalves Crespo. En el libro Tesouro poético da infancia (1883), Antero de Quental recopiló poemas infantiles de muchos poetas e incluye alguno suyo: As Fadas.

Ana de Castro Osório fue escritora, periodista, pedagoga, feminista y activista, considerada por algunos como la creadora de la literatura infantil portuguesa. Destaca su serie de cuentos infantiles Para as crianças que publicó entre 1897 y 1935.

En 1911, el poeta Afonso Lopes Vieira publicó varias obras para público infantil, como Animais nossos amigos (1911) y Canto infantil (1913). También escribió y dirigió la película protagonizada por niños O Afilhado de Santo António (1928).

Figuras emblemáticas

Otra obra considerada como clásica de la literatura infantil portuguesa es Romance da raposa (1924), un libro de prosa rimada de Aquilino Ribeiro.

Tampoco se puede dejar de mencionar, aunque su obra infantil sea escasa, a Fernando Pessoa, un escritor único y a la vez múltiple. Escribió poesías para niños, poesías para adultos pero asimilables al imaginario de los niños, y algún relato inacabado, como El elfo y la princesa.

Figura emblemática de la literatura portuguesa es también Virgínia de Castro e Almeida. Además de escribir, produjo películas, dio a conocer la literatura portuguesa en el exterior y, a la vez, tradujo obras fundamentales para que se conociesen en Portugal. Una de sus primeras obras fue A fada tentadora (1895). Sus libros infantiles más conocidos fueron História de Dona Redonda e sua Gente (1942) y Aventuras de Dona Redonda (1943), en cuyo prefacio explica que quiere causar en los niños portugueses el mismo efecto que la obra de Lewis Carroll.

El siglo XX, el despegue de la «literatura para crianças»

Bajo la máxima Dios, Patria y Familia, Portugal sufrió una larga dictadura. Durante 48 años (1926-1974), la literatura y, en general, las artes entendidas como medios de rebeldía, innovación y modernidad, fueron censuradas. Algunas de las figuras literarias anteriormente nombradas tuvieron que exiliarse. Como suele ocurrir, hubo quien consiguió eludir la censura y publicar obras reivindicativas con mensajes simbólicos, camuflados o insinuados.

En la década de los 60, Alves Redol escribió una serie de libros que tienen como personaje central Flor-Maria Flor. Antes había publicado A vida mágica da Sementinha (1956).

Matilde Rosa Araújo es autora de más de dos docenas de libros de cuentos y poesías para niños. Una de sus obras más destacadas es O palhaço verde (1960).

Sophia de Mello Breyner Andresen fue la primera autora portuguesa en recibir el Premio Camões. Algunas de sus obras principales son A fada Oriana (1958), A menina do mar (1958) o Histórias da Terra e do Mar (1984).

Al igual que Sofía de Mello, Agustina Bessa-Luís también obtuvo el Premio Camões. Tiene una enorme, variada y original obra a sus espaldas, dentro de la cual tiene cabida la literatura infantil. Algunas de sus obras infantiles han logrado traspasar las fronteras de Portugal; por ejemplo, Dentes de rato (traducida al español, Dientes de ratón) (1987).

El Premio Nobel José Saramago no se dedicó a la literatura infantil salvo por el cuento A maior flor do mundo (2001), una magnífica historia para niños, incluida en el Plano Nacional de Leitura y traducida a varios idiomas.

Otras figuras relevantes dentro de la literatura infantil y juvenil de Portugal son Sidónio Muralha (Bichos, bichinhos e bichorocos, 1949), Luísa Ducla Soares (Diário de Sofia & Cia aos quinze anos, 1994), António Torrado (André Topa-tudo no País dos Gigantes, 1992), Alice Vieira (Este Rei que eu Escolhi -1983- o Rosa, Minha Irma Rosa -1979-), Ilse Losa (O mundo em que vivi, 1992),  Manuel António Pina (Os piratas, 1997), Álvaro Magalhães (O olhar do dragão, 2012), Afonso Cruz (Os livros que devoraram o meu pai -2010- y A Contradição Humana -2010-), António Mota (Pedro Alecrim, 1990), José Jorge Letria (Se eu fosse um livro, 2011) o Margarida Rebelo Pinto (A rapariga que perdeu o coração, 2007).

Un fenómeno literario y comercial

Ana Maria Magalhães e Isabel Alçada, conocidas principalmente por la serie Uma Aventura (1984- ), dirigida por Zeferino Coelho para la Editorial Caminho. Se trata de la colección de literatura infantil-juvenil más popular en Portugal. Uma Aventura contribuyó a la consolidación de una nueva generación de autores portugueses y a la superación de los clásicos de esta área. Integra 60 novelas cortas de aventura y misterio, concebidas por Isabel Alçada y Ana María Magalhães, e ilustradas por Arlindo Fagundes, de las que se vendieron más de 7,5 millones de copias (datos de 2012).

Uma Aventura (Lisboa, 1984- ), dirigida por Zeferino Coelho para la Editorial Caminho, es la colección de literatura infantil-juvenil más popular en Portugal. Contribuyó a la consolidación de una nueva generación de autores portugueses y a la superación de los clásicos de esta área. Integra 60 novelas cortas de aventura y misterio, concebidas por Isabel Alçada y Ana María Magalhães, e ilustradas por Arlindo Fagundes, de las que se vendieron más de 7,5 millones de copias (datos de 2012). La mayoría de las obras tuvieron reimpresiones, con un total de 461 ediciones en 2012.

Cada libro se construye en torno a una historia de misterio vivida por un grupo de estudiantes adolescentes. La escritura es apelativa, con intuiciones recreativas y formativas, con muchos diálogos y preocupaciones didácticas, y, en parte, parece inspirada en escritoras como Enid Blyton. Es el intento más exitoso de construir una serie portuguesa de autores del país, aún en proceso, después de casi 40 años desde su creación.

La saga se complementó con el concurso Uma Aventura Literária, en el que han participado miles de alumnos de cientos de escuelas de enseñanza básica. Todos los números, excepto el último, fueron recomendados por el Plano Nacional de Leitura como lectura de calidad para las bibliotecas escolares.

PUBLICAÇÃO ORIGINAL DE Jorge Gómez Soto no site https://lij-jg.blogspot.com/ e Daniel Melo no site www.cervantesvirtual.com

IMAGEM: Se eu fosse um livro (2011), de José Jorge Letria.

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