Fado, entre música y poesía

Dicen que un fado es una poesía cantada, extremadamente sentimental, que se canta con la boca y el corazón. Amália Rodrigues, la gran voz del fado, dijo en una ocasión que “lo que distingue a los poetas y los hace diferentes del resto de la gente es decir en dos letras lo que todos sentimos”. Fue ella, a la que se considera la reina del fado, quien dio vuelo y elegancia a un género que comenzó en el siglo XIX como canción popular propia de las personas o de los lugares marginales, de la prostitución y el lupanar.

El fado se cantaba en las tabernas marineras portuguesas de mala fama, pero también era la canción nostálgica tras la cual latía la historia de un pueblo, de sus músicos y de sus poetas. El escritor João de Melo dijo que el fado se nutre de literatura y poesía. “El fado es lírico y épico, nostálgico y marítimo, como siempre es el paso del tiempo en Portugal; es una canción dolorosa y lenta como corresponde a los distintos estados del alma”.

“La poesía y la música son, para mí, igual de importantes, pero yo no sería capaz de cantar una música preciosa con un poema que no me emocionara o con el cual no me identificara. Y al contrario, tal vez sí. El poema es mi principal instrumento de trabajo, y los poetas, mis grandes cómplices, claro”.

Mísia (1955-2024)

La marginalidad del fado terminó definitivamente en el año 2011, cuando la Unesco reconoció a la canción popular portuguesa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Desde entonces el fado no es exclusivo de los barrios de Lisboa como Alfama, Mouraria o el Bairro Alto, es patrimonio del hombre, y como patrimonio de la humanidad los cantantes y poetas portugueses continuarán llevándolo por todo el mundo. 

TEXTO ORIGINAL: Manuel Pozo (blog primaduroverales.wordpress.com) y Margarida Coutinho (www.expresso.pt)

IMAGEN: www.expresso.pt

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