Nebrija (c. 1444-1522), el orgullo de ser gramático

En agosto de 1486, aprovechando la estancia de los Reyes Católicos en Salamanca, Elio Antonio de Nebrija (c. 1444-1522) aprovechó para enseñarle a Isabel la Católica un adelanto de su ‘Gramática de la lengua castellana’. El famoso lingüista sevillano estaba convencido de que aquella naciente España debía contar con un gran manual que enseñase al mundo cómo hablaba y escribía su pueblo. En un principio, la Monarca se mostró escéptica –«¿a qué viene un libro de gramática de una lengua que ya habla todo el mundo?», preguntó–, sin imaginarse que aquel primer encuentro entre ambos cambiaría la historia.

Nació en Lebrija (Sevilla) -de ahí su seudónimo-, hacia 1444. Estudió Humanidades en la Universidad de Salamanca y continuó sus estudios filológicos en Bolonia, donde se relacionó con el humanismo italiano. Inició su labor docente en la Universidad de Salamanca, a la que dedicó de forma interrumpida gran parte de su vida. Allí fue, a partir de 1473, profesor de Gramática y Retórica. En 1481 escribió su primer libro (Introductiones latinae), que se convirtió en uno de los manuales de gramática latina más utilizados en la educación europea. En 1502 intervino como latinista en la Biblia políglota complutense y se dice que fue quien sugirió a Fernando el Católico que acogiera el lema “Tanto monta” como divisa personal. Además, fue un personaje esencial en el desarrollo de la imprenta en Salamanca, pues el segundo volumen que se publicó en esta ciudad fue su Introductiones latinae.

Llamado por el Cardenal Cisneros, acudió a la Universidad de Alcalá para participar en la edición de la Biblia Políglota de 1499, proyecto que abandonó por diferencias con el grupo de traductores. Los últimos años de su vida los pasó enseñando Retórica en la universidad alcalaína, donde murió en 1522.

El ilustre humanista luchó, a lo largo de toda su vida, por recuperar el latín culto que hablaban Cicerón y Quintiliano, que se estaba perdiendo en favor del habla vulgar. Para ello, se basó en el método natural, que partía de un buen conocimiento de la lengua romance -la lengua del pueblo-, como el mejor medio para evitar que se perdiera aquel latín culto.

Fue un visionario y un adelantado a su tiempo que creía en el valor del lenguaje y en la necesidad de usarlo adecuadamente. Nebrija ha pasado a la historia por ser el autor de la primera gramática castellana (Gramática de la lengua castellana), publicada tres meses antes del descubrimiento de América, del primer diccionario latín-castellano ese mismo año y de otro castellano-latín en 1494.

“La lengua es compañera del Imperio”

 Escrita en su prólogo, “la lengua es compañera del Imperio” es la frase más recordada de la “Gramática de la lengua castellana”, una de las cuatro obras que Nebrija dedica a la lengua de Castilla, junto con sus “Reglas de Orthographía en la lengua castellana”, su “Diccionario latino-español” y su “Vocabulario español-latino” (obsérvese que en estas dos últimas llama ya «español» a la lengua castellana). Para su elaboración bebe de la obra de PriscianoDiomedes y del gran gramático latino Elio Donato, al que Nebrija “pide prestado” el nombre.

Publicada en 1492, la de Nebrija es la primera gramática de una lengua romance: 37 años anterior a la gramática italiana de Gian Giorgio Trissino, 44 a la portuguesa de Fernão Oliveira, y 58 a la francesa de Louis Meigret.

La Gramática se publica el 18 de agosto de 1492, América se descubre en octubre de 1492, es decir, dos meses después de publicada, y a España la noticia no llega hasta el 1 de marzo de 1493, todavía más tarde. Hasta 1504 no se empieza a pensar que es un Nuevo Mundo. Nebrija, pues, no se refiere a la expansión del español para la construcción de un Imperio que aún no cabe ni sospechar: usa la palabra «imperio» en el sentido de “mando”, y se refiere a cómo la lengua se asocia al mando, ejemplificándolo en tres casos que él mismo recoge: Israel y el hebreo, Grecia y el griego, y Roma y el latín.

La de Nebrija es la primera gramática de una lengua moderna. Reviste un segundo valor histórico, al convertirse en el modelo seguido para la elaboración de las gramáticas y vocabularios de las lenguas indígenas americanas. Y es que los españoles van a escribir hasta seiscientas gramáticas de las lenguas americanas, entre las cuales, sólo a modo de ejemplo, la del náhuatl, la segunda gramática de una lengua moderna, anterior incluso a la del francés o el portugués. Aunque no haya llegado a nuestros días, consta de la existencia de una primera gramática de la lengua mejicana datada en el año 1531, y una segunda de 1547, realizadas ambas por frailes españoles.

El año Nebrija

Nebrija fue lingüista, gramático, lexicógrafo, traductor, exégeta bíblico, docente, catedrático, escritor, poeta, historiador, cronista real, pedagogo, impresor y editor, pero por encima de todo, fue uno de los humanistas españoles más importantes de todos los tiempos. Una personalidad a la que, cinco siglos después de su muerte, se rinde homenaje con un abanico de actividades culturales.

Son muy numerosas las actividades de este V aniversario, que se desarrollan en los muchos lugares que guardan alguna vinculación con la vida de Nebrija. La Universidad de Salamanca ha preparado un completo programa de actividades. Su Centro Internacional del Español y la Cátedra de Altos Estudios del Español, ha pasado a denominarse Cátedra de Altos Estudios del Español Elio Antonio de Nebrija.

IMAGEN: Medallón homenaje a Nebrija en la Plaza Mayor de Salamanca (FOTO: Universidad de Salamanca).

El colofón a todas esas actividades conmemorativas tendrá lugar en la Biblioteca Nacional con “Nebrija (c. 1444-1522). El orgullo de ser gramático ‘Grammaticus Nomen est Professionis’”, la mayor exposición realizada hasta el momento sobre el intelectual que ayudó a difundir el castellano no solo por España, sino también por América y Asia con una obra que se ha utilizado en las escuela hasta prácticamente el siglo XX.

«Se trataba de dar la visión más completa y desconocida de Nebrija, pues su figura ha sido troceada a lo largo de la historia. No hay que olvidar que se decantó por la senda no muy transitada del estudio, no la de las riquezas o los honores. Su pretensión era devolver el conocimiento de las letras latinas a España y, para alcanzar su objetivo, ideó un método gramatical novedoso y creó otras herramientas indispensables como fueron los diccionarios bilingües».

Teresa Jiménez Calvente, catedrática de Filología Latina de la Universidad de Alcalá de Henares y comisaria de la exposición.

La muestra se inaugurará el 25 de noviembre de 2022 y estará abierta hasta el 26 de febrero de 2023. En ella, el público podrá contemplar más de un centenar de obras procedentes de las colecciones de la Biblioteca Nacional, junto a otras prestadas exclusivamente, por una decena de instituciones, para esta conmemoración. El catálogo también estará disponible en formato digital para su descarga gratuita desde la página web de Acción Cultural Española.

Maestro Antonio de Nebrija

Por AURORA EGIDO para ABC

Entre los testimonios iconográficos de Nebrija, brilla con particular relieve la ilustración de las ‘Introductiones latinae’ del manuscrito de la Biblioteca Nacional de España VITR/17/1, preciosamente iluminado para el maestre de Alcántara don Juan de Zúñiga. El gramático aparece situado en el centro con un libro abierto, enseñando a un reducido grupo humanístico que no excluyó a las mujeres como sí ocurría en las Universidades.

Su vida colegial, circunscrita a Bolonia, Salamanca y Alcalá, no se entiende sin esa otra vertiente vinculada al mecenazgo. Don Juan no formó una academia propiamente dicha, pues las academias organizadas al modo de Italia tardarían en aparecer. La abundancia de estas en el siglo XVII favorecería que sus miembros fueran un referente para la Real Academia Española, que, pese a constituirse bajo el modelo ilustrado de la Academia Francesa, consideró que sus obras, sin olvidar los autores de la Edad Media y del propio Siglo de las Luces, se basaran en los del Siglo de Oro, gracias a los cuales, el español había alcanzado su última perfección.

En ese panorama, las ‘Introductiones’ y la ‘Gramática de la lengua española’ de Nebrija serían pilares fundamentales de su historia, desde la publicación del ‘Diccionario de Autoridades’ (1726-1739) y de la ‘Gramática de la lengua española’ (1771) hasta nuestros días, con el concurso de la ASALE. No en vano había sido el primero que había abierto el camino del arte de bien hablar y escribir, basado en las autoridades y el buen uso. En el salón de plenos de la RAE, junto a otros retratos, el de Nebrija -encargado al pintor Marcelino Santa María en 1922- vigila, en silencio las labores académicas de los jueves.

Fue retratado enseñando a un reducido grupo humanístico que no excluyó a las mujeres.

Las numerosas ediciones españolas de las ‘Introductiones’, formarían parte de los programas educativos de España, América y Filipinas durante siglos; sin olvidar la proyección europea de las publicadas en Lyon, Venecia, París, Amberes, Colonia y otras ciudades. La enseñanza es una cadena de muchos eslabones que requieren a un tiempo continuidad y cambio. La obra de Nebrija ha gozado de ambas premisas, permaneciendo firme pese a las transformaciones que su dictado filológico ha tenido a través de los tiempos. Pedro Martín Baños, en ‘La pasión de saber. Vida de Antonio de Nebrija’ (2019), ha encarecido una vertiente que ha de ir unida a la pasión de enseñar. Sin ellas, difícilmente puede lograrse la verdadera transmisión del conocimiento entre maestros y discípulos.

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