El autor de Panhispania, visita guiada por un país que nunca existió (Ed. Catarata, 2024), David Fernández Vítores, es traductor, lingüista, investigador en relaciones internacionales, y responsable del informe anual El español, una lengua viva, publicado por el Instituto Cervantes desde 2010, la fuente más citada para medir la presencia del español en el mundo. Panhispania es un ensayo que habla de la lengua, pero sin hablar realmente de ella, pues lo hace desde ámbitos que, en principio, le son ajenos, como la economía, la política o la diplomacia, tan importantes para la proyección del español y con frecuencia tan descuidados a la hora de trazar líneas maestras para su difusión.
David Fernández plantea los principales «porqués» que suscita un análisis objetivo de los datos relativos a nuestra lengua. ¿Por qué cada vez se aprende menos español?, ¿por qué Estados Unidos no es El Dorado para nuestro idioma?, ¿por qué el boom de la música latina no será un boom para el español?, ¿por qué el español no es, en realidad, una lengua internacional?, ¿por qué intentar que el español sea una lengua de ciencia es ciencia ficción?, o ¿por qué será ChatGPT quien enseñe a hablar a la Real Academia y no al revés? Estos y otros interrogantes se responden de manera sencilla —y crítica con el triunfalismo habitual— para mostrar una realidad más cercana a los habitantes de esa quimérica Panhispania.
Huir del triunfalismo
Algunos informes, como los que David Fernández coordina para el Instituto Cervantes, en los que se resalta el buen momento del español en el mundo, tienen, sin embargo, una «letra pequeña». Los datos triunfalistas muchas veces enmascaran tendencias que son bastante perniciosas para el español. Según el autor, el número de hablantes nativos, unos quinientos millones, está en horas bajas. Lleva dos décadas decreciendo, con lo que el español se ve ante el reto de ampliar el número entre aquellos que lo tienen como segunda lengua: unos cien millones, entre los que estudian español o lo han aprendido en distintos niveles.
La mayoría de países hispanohablantes son contiguos, comparten fronteras en América, sin apenas dispersión geográfica, salvo España en Europa y Guinea Ecuatorial en África, a diferencia del inglés o el francés. Aumentar la presencia internacional es una tarea difícil, no por falta de interés en emprenderlo o por la hegemonía del inglés, sino también por el potencial de otras lenguas como el portugués y el francés, muy potentes en continentes, como el africano, en el que Naciones Unidas prevé un gran crecimiento demográfico. David Fernández cree que en África están las nuevas «canteras» de idiomas: Angola, con el portugués, y Níger, con el francés.
El español debe huir del triunfalismo sobre el aumento de su número de hablantes ante «bombas» demográficas, sobre todo en África, que harán que pierda peso frente a lenguas como el portugués y el francés
David Fernández Vítores
El desafío tecnológico
Entonces, ¿cuál es la utilidad de aprender español?. David Fernández considera que ese es el trabajo del Instituto Cervantes y también la Real Academia Española (RAE), una tarea «diplomática» para fomentar su aprendizaje en otros continentes, ya que ahora el 80 por ciento de quienes estudian español como segunda lengua se concentra en Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea.
Aunque de nuevo sin mucho margen para el optimismo, porque el aprendizaje de lenguas va a entrar en recesión. De hecho, ya se ha devaluado mucho el saber idiomas. La inteligencia artificial avanza para la traducción automática y es un secreto a voces dentro de RAE que el destino del español lo dictan cada vez más los gigantes tecnológicos. David Fernández apunta que, Google, OpenIA y Apple analizan de forma automática el aluvión de macrodatos y toman decisiones instantáneas sobre el uso de las palabras, para generar tendencias en el uso del idioma, al margen de lo que marque una academia como norma.
Estamos mandando mensajes erróneos, porque que el reguetón esté en el número uno de Spotify no quiere decir que el español también lo esté: para ello hay que elevar el nivel en otros ámbitos como el científico, el cultural, el literario y no solamente la música.
David Fernández Vítores
Para ascender socialmente, la comunidad hispana de los Estados Unidos utiliza algo como la música latina, pero, apostilla el autor de Panhispania, «está por ver si cuando llegue a la planta de arriba no se habrá dejado el español en la de abajo«, porque muchos no consideran que para distinguirse como hispano necesariamente haya que hablar español.