Por qué lo llamamos tebeo

Tiene muchos nombres según el país donde se lea. En Francia y Bélgica se denomina bande dessinée, en Portugal quadrinhos, en Italia fumetti, en los países anglosajones comic y en Japón manga. Pero en España, a la historieta se la conoce como «tebeo».

Su nombre deriva del título de la primera revista de este género que se hizo popular en España: TBO. Ésta se publicó por primera vez en 1917, con contenidos de humor blanco y dirigido principalmente a un público infantil. Una de sus principales señas de identidad desde los primeros números sería la inclusión de una historia en la portada, en lugar del habitual chiste a toda página.

Con un precio de 10 céntimos (de peseta) y una impresión a dos colores (rojo y negro) fue creciendo en seguidores hasta llegar a ser la publicación de este tipo más vendida antes de la Guerra Civil, aún compitiendo con Pulgarcito, otra famosa revista que costaba la mitad.

En esta primera época la mayor parte del material publicado procedía de autores españoles y eran una sucesión de gags breves sin unos personajes fijos. Durante la Guerra Civil siguió imprimiéndose en la zona republicana, consiguiendo llegar hasta los mil números en 1938.

Una vez finalizada la contienda empezó de nuevo a editarse de forma irregular entre 1942 a 1952, siendo ejemplares diferentes, sin numeración, que aparecieron como publicaciones independientes y con un título diferente en cada ocasión.

En 1968 el TBO, con el nombre transcrito fonéticamente («tebeo»), entró con todos los honores en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Desde esa fecha, un tebeo es oficialmente una revista infantil de historietas cuyo asunto se desarrolla en series de dibujos.

Cuando TBO consiguió el permiso de publicación periódica, se abrió una nueva etapa que llegó hasta 1972, durante la cual se establecieron sus personajes más famosos. Entre este elenco de creaciones para el recuerdo tenemos a ‘La familia Ulises’, reflejo cómico del estereotipo familiar de la posguerra; ‘Los grandes inventos del TBO’, presentados por el profesor Franz de Copenhague, una sucesión de artilugios complejos con finalidades banales; o ‘Josechu, el vasco’, un individuo que genera situaciones cómicas al emplear su tremenda fuerza en actos cotidianos.

TBO 2000 fue el nombre que lució en portada durante un breve periodo de tiempo, en el que se incluyeron historias de más de una página o material franco-belga, así como un enfoque mas juvenil en sus planteamientos y un tipo de humor mas innovador.

La competencia y las dificultades económicas de la editorial hicieron que se recurriera a la reedición de material antiguo hasta 1982 cuando los derechos fueron comprados por Bruguera, que quiso de nuevo cambiarla y dirigirla a un público diferente, pero sin gran fortuna pues la editorial Bruguera estaba cerca de su cierre.

Pasó entonces a ser propiedad de Ediciones B. En su última etapa, ve pasar por sus viñetas un sinfín de creadores punteros de la época tanto españoles como extranjeros así como revisiones de los personajes clásicos, hasta septiembre de 1998, fecha en la que se publica el último número de esta histórica revista.

PUBLICADO ORIGINALMENTE EN www.diariodecadiz.es por Francisco José Asencio.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Email
Imprimir